28 de marzo de 2005

¿Cómo es el recuerdo de ese momento?

Digo recuerdo porque el tiempo va transformando el hecho. Es diferente la conciencia, la emoción, la incertidumbre, el peso de nuestro cuerpo sobre los pies. Les cuento el mío. Tenía 9 años y ya era otoño. Pocos días antes había llegado a Buenos Aires desde el interior, donde vivía con mi familia, para ver a mi madre internada. No puedo precisar cuantos días pasaron, ni cuantas veces pude verla porque sólo recuerdo una. Apenas podía hablarme pero sonreía y su piel tenía un color y olor raros. Creo que sentí en su cuerpo un temblor leve al abrazarla. Me dejaban a dormir en casa de una tía abuela casi desconocida y juntas rezábamos por mamá frente a una imagen preciosa de la virgen que la señora tenía en su mesa de luz. Era una estatuilla cubierta por una caparazón de vidrio transparente, casi del tamaño de algunas que veía en las iglesias. Mi padre me buscaba para llevarme a comer o visitar a mis abuelos. "Ese" día estábamos en un taxi, yo iba sentaba en medio de papá y la esposa de uno de sus hermanos que había fallecido unos años atrás. Estaba sentada más adelante que ellos dándoles la espalda, mirando por el parabrisas hacia la calle con el mentón apoyado en el asiento delantero. Por detrás ellos conversaban de temas que no llamaban mi atención hasta que papi dijo la frase que, esa sí, jamás olvidaré: "Vos y yo tendríamos que crear el sindicato de viudos con hijos". Me quedé paralizada. Totalmente conciente de que ellos no imaginaban que yo entendía. LLegamos a la casa de esta tía también desconocida, me sentaron sobre la cama de su cuarto y entre los dos me dieron la noticia. Recuerdo que unos primos me miraban sin saber que hacer. Yo tampoco. Más tarde me dieron algo de comer.

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