29 de marzo de 2005

La tapa de los buenos modales

Hay que tapar la desolación que echa humo, empaña y se deja ver. Entonces algunos recurrimos a la sobreactuación del niño centrado o la niña modosa. Ponemos en práctica la batería de consejos que alguna vez servían para actuar ante visitas desconocidas, acontecimientos sociales o actos públicos en general. Portate bien, hablá despacio, obedecé, ayudá en las tareas, quedate quieto, no interrumpas y dejate admirar....y olvidar.
Yo fui una huérfana adulterada, una niña impostora que no daba trabajo, no preguntaba, se adaptaba y se asustaba cuando otro huérfano a su lado se rebelaba a los gritos y mordía las manos de quienes le daban de comer porque no eran las de su mamá.
La peor frase que habré acuñado en boca de otros es seguramente "la muerte de su madre la convirtió en una mujer" y si nadie la pronunció yo actuaba tratando de provocarla.
El primer consejo que podría dar a un niño huérfano es: Ven a llorar, ven a gritar, ven a encapricharte y tirar todo por el aire, ven a ser un niño triste y furioso todo el tiempo que lo creas necesario.

No hay comentarios.: